Su espíritu experimental la ha llevado a trabajar sin ata- duras temáticas. “Me atrevería a decir que [mi obra y mi estilo son] una experimentación, de resultados moderados. La presentación de las obras es bastante con- creta, no trata de copiar nada. Es una presentación de las maderas de esta ciudad y sus posibilidades plásticas y sensitivas, no representan nada más allá”, pero esto no quiere decir que para la escultura haya temas proscritos o impertinentes. De “la simbiosis urbana, entre el hombre, sus ciudades y sus árboles”, arriba señalada, la es- cultura de Monica, de alguna manera, se aboca a rescatar esas víctimas del desarrollo urbano, esos trozos que son cortados a los árboles para que pasen los cableados, para que no se dañen los edificios o se trata de “cadáveres” que han caído por sí mismos. A esos despojos ella les da nueva vida, les insufla la artisticidad que realce la estética propia del despojo, del trozo, del vestigio de lo que fue una vida boyante. Del árbol caído no hace leña. Tampoco deja la madera tal cual. Por el contrario: le im- pone “ideas con formas abstractas y figuras estilizadas, para mostrar estigmas, sosegar martirios, perpetuar pasiones y romancear con la luna”; lo mismo hacen, dice ella, quienes “se enfrentan a grandes piedras, monolitos, minerales y [a] las altas temperaturas de la fundición”.
Respecto al mundano “ajetreo de hoy”, Monica considera que su trabajo está obligado a hacerle frente. El escultor trabaja “en otro tempo”. Y no se refiere a que el escultor sea un artista del pasado, ahora redivivo, sino a que es un profesionista que observa, reflexiona, aprende y se autoconstruye como una veta dentro de un árbol o en la piedra: len-ta-men-te. No rechaza el uso de nuevas tecnologías para su creación escultórica, pero tampoco se deja deslumbrar por ellas. De por sí “El trabajo escultórico se está transformando; contamina otros lenguajes: arquitectura, ingeniería, robótica. Se deja toquetear por otras disciplinas, pintura juguetona, objetos de arte, danza y música”. Y la experimentación nunca cesa: “Creo que estas tecnologías potencian a la acción, la experiencia, sus posibilidades creativas, colectivas, colaborativas y generadoras de conocimientos globales para convertir una escultura en una experiencia, en espacio y tiempo infinito y virtual, no por esto menos real que la madera, el metal o la piedra”.