ESCULTURA COMO SISTEMA, un modelo construido para el siglo XXI

La evolución del hombre y sus acciones son infinitas. En cada paso que damos, debemos volver a formular nuestras preguntas básicas: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? Lo mismo sucede con todo el conocimiento que evoluciona a la par de nuestro caminar.

La escultura no queda fuera del camino andado por el hombre, es una parte fundamental de nuestra evolución. El arte, hacia adentro, es investigación, exploración y transformación. Desarrolla, al mismo tiempo, ciencia y tecnología.

La escultura construye conocimiento y estructuras múltiples. Actúa sobre líneas históricas y es un sistema complejo en sí mismo. Fuera de sí, su relación con lo humano y nuestro conocimiento del mundo la vuelven multidisciplinaria, multiposicionadora.

La escultura es un metasistema complejo opuesto a su aparente delicadeza, anti-frágil, cambiable, nunca estática. Los cambios que genera, las obras novedosas y el pensamiento del escultor elevan el fenómeno imaginario. Cuando la escultura deja de ser un objeto que se mira para convertirse en una investigación de lo real, el ser humano se funde con ella y crea un ente, un conocimiento. La unicidad de la cosa.

Discursar sobre la escultura nos aproxima al área donde se descubren vivencias y experiencias de conocimiento. Frente a ser y materia, hablan diálogos de escultura del pasado. Remontan a las grandes canteras donde solo un hombre, muy hombre, salía victorioso.

Son de todos conocidas las historias de Miguel Ángel Buonarotti, con acompasados golpes, desbastando la piedra lo que le sobra, modelando sutiles trazos de agreste materia, musculosas e ideales formas del «Zeus» y «El David». Pero antes de él, hay un registro impreciso, anónimo: hombres sin rostro, manos y miradas virtuosas. Trabajadores del espacio, de huecos, de materia. Exploradores del tiempo que evolucionan técnicas, formas y el sentimiento del alma. La belleza.

En el siglo XX, el mundo se estremece. Guerras, crisis y el voto de las mujeres. La aparición de un objeto cotidiano en desuso, basura dentro de un espacio dedicado al arte. Un urinario puesto de cabeza, la fuente, bajo la autoría de R. Mutt, se burla de todos y sorprende a los presentes, obteniendo su admiración al situarse en el pedestal de escultura. Hablamos de un sistema anti-frágil que, con estas hazañas, se inspira y transforma la vida diaria en experiencias novedosas y experimentos escultóricos.

¿Qué sigue? Una conversación presente sobre la escultura.

La reflexión sobre la escultura continúa, y se menciona la necesidad de ordenar el ambiente caótico en el que se encuentra la disciplina. Se propone recolectar y reducir sus elementos para crear un sistema de emergencia que permita intuir las interacciones de los posibles códigos. Se señala que la tarea de repensar la escultura es del escultor contemporáneo, y que esto implica fusionar el trabajo artístico con la conciencia sobre el conocimiento construido en procesos cotidianos.

En cuanto a lo contemporáneo, se cuestiona la figura tallada majestuosa del pasado y se habla de la figura diáfana e inmaterial de hoy en día, que se construye a partir de ideas, conceptos y símbolos de memoria. Se menciona la importancia de la colectividad en la evolución de la escultura, y se propone reorganizar la formación y reubicar a los jugadores para volver al análisis sistemático desde lo micro, lo macro y lo múltiple.

Se habla de la necesidad de crear un sistema anti-frágil que recupere la frescura de la escultura y se menciona la importancia de las experiencias en la disciplina. Se critica el uso de las expresiones contemporáneas, como las fotos, los videos y las narraciones, como jerga visual redundante y facilona que busca la satisfacción inmediata. Se destaca la importancia de la distribución del aprendizaje, el conocimiento y la autogestión en el repartir que erige costumbre y dispara plurales carambolas que multiplican los retweets y los likes.

Finalmente, se describe la escultura como una labor inconsciente y colectiva que se mueve en un espacio virtual sin tiempo, y se destaca la importancia de sus frutos, los materiales de hoy sin cuerpo palpable y configurados por todos. En general, se hace hincapié en la necesidad de repensar la escultura y su relación con la sociedad contemporánea.

DIALOGOS CON EL FUTURO

En el futuro de la escultura, la perfección formal y la creación de objetos ideales y musculosos ya no son la única aspiración. En cambio, se busca una fusión de realidad y técnica que permita la construcción compartida, autónoma e inmediata de obras escultóricas. La fuente de transformación es lo humano, que aporta feedback de ideas y objetos basado en experiencias. Esta retroalimentación se convierte en una máquina de conocimiento que no se detiene y que crece a partir del castigo, el plagio, la apropiación, el error, el fusil y el anonimato.

Pensar en un sistema es clave para resolver el enredo, poner orden en los ingredientes y encontrar posibles elementos que se puedan agregar en el futuro. La escultura ya no se enfoca solamente en el objeto y sus cualidades estéticas o físicas, sino en la multidimensión que genera el conocimiento a su alrededor.

Este tipo de construcción cognitiva es inmaterial y virtual, y cifra experiencias artísticas de múltiples dimensiones. Al ser esculturales, estas experiencias modelan un pensamiento sistémico/escultórico que permite moldear datos e ideas junto con acciones que, en apariencia, no tienen sentido. Es responsabilidad de los trabajadores repensar el esquema que cuece su quehacer para evitar la realización anacrónica de objetos con fecha de caducidad. En cambio, deben moldear estos datos e ideas para crear un sistema anti frágil y robusto para el siglo XXI.