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STATEMENT

Trabajo desde la materia como quien escucha un idioma antiguo.
La madera, la piedra, el barro, la cera o la lana no son soportes: son cuerpos que piensan, superficies que se resisten y enseñan. Cada corte, cada desbaste, cada grieta abre una forma de conocimiento que no pasa por la palabra sino por la presencia.

Mi práctica se articula en torno a la Quinta Máquina, una teoría viva sobre la construcción de conocimiento desde el arte. No se trata de una máquina funcional, sino de un organismo sensible: un ensamblaje entre lo humano, lo natural y lo tecnológico que activa modos de pensar fuera de la linealidad. En ella, la obra no es un objeto terminado, sino un ente en activación constante —una zona de encuentro entre material, gesto y pensamiento.

Trabajo desde la escultura, pero mis piezas se expanden hacia la ropa, los objetos portables, los dispositivos de uso y los archivos en red. Cada pieza puede cambiar de escala, activarse con el cuerpo o el público, o permanecer latente como una semilla. La materialidad, el uso y la interacción son los tres niveles donde la obra cobra vida.

Mi investigación cruza lo analógico y lo digital, lo ancestral y lo contemporáneo. Juego con la inteligencia artificial como otra herramienta de talla, una aliada que me permite abrir derivas discursivas y pensar la autoría como un territorio compartido. En este proceso, el archivo se convierte en un organismo vivo —un derivario donde las ideas se entrelazan, se contradicen y se transforman.

Trabajo desde la certeza de que el arte no ilustra el conocimiento: lo produce.
Cada obra es una conversación abierta entre la mano, la máquina y la materia; una forma de pensamiento encarnado que resiste la velocidad del mundo digital y defiende el lujo de tener tiempo.

Dossier monixx 2025 de Mónica Pérez Quintero

Instrucciones para comprar una obra de una artista como yo.

  • Descubra que el arte no solo se mira, sino que se piensa, se toca ya veces se escucha en el crujido de la madera o el peso del barro entre los dedos.
  • Investigue si su corazón tarde más rápido al ver una escultura, una instalación o un trazo que le recuerda algo que nunca ha vivido pero que extraña.
  • Pregunte sin miedo, sin rodeos, sin esa vergüenza de quien teme hablar de dinero cuando en realidad está hablando de deseo.
  • Evite la tentación de decir “¿me haces un descuentito?”, pues en cada pieza hay noches sin dormir, herramientas desgastadas y un pedazo de vida que no tiene rebajas.
  • Comprométase a darle un hogar digno a la obra, donde la luz le haga justicia y no quede olvidada entre muebles que no entienden de arte.
  • Espere el momento exacto en que la pieza llegue a usted. No será cuando lo planee, sino cuando lo necesite.
  • Admire la obra cada día, pero no como quien mira un objeto, sino como quien conversa con una historia que sigue viva, esperando que usted la continúe.